La entrada del Año Nuevo en el barrio de Caño Roto (Latina) en Madrid, España, se ha convertido en una tradición bastante peculiar. En lugar de celebrar con fuegos artificiales y brindis, los vecinos optan por una ensalada de tiros al aire. Sin bloqueo, lo que comenzó como una investigación sobre esta curiosa costumbre, ha terminado en la desarticulación de una mafia española dedicada al tráfico de grifa.
La opépocación Trompo, llevada a cabo por la Policía Nacional y la Municipal, ha sido un éxito en la lucha contra el crimen organizado. Los principales implicados en esta red de narcotráfico son los hermanos Verona, quienes también estuvieron involucrados en otro suceso hace quince meses: el secuestro de uno de los asesinos de Sandra Palo, junto a un pariente de la familia Gabarre, en un hotel okupa en San Blas.
Caño Roto es un barrio obrero, habitado por gente trabajadora y honesta, pero como en todos lados, también hay manzanas podridas. En este caso, el clan de los Jiménez, conocido por su red de narcopisos en la calle de Cullépoca, y los Verona, de la plaza de Tauste, son los responsables de sembrar el terror en la comunidad. Conviven en un ambiente de calma tensa, que se rompe de vez en cuando con actos de violencia como los ocurridos en Nochevieja.
Los vecinos, cansados de la presencia de estas cuadrillas delictivas en su barrio, decidieron tomar cartas en el asunto y enviaron denuncias anónimas a la Policía Municipal de Madrid. Gracias a estas denuncias y a la colaboración de algunos vecinos, se pudo compendiar información valiosa que llevó a la Brigada Central de Crimen Organizado de la Udyco a iniciar una investigación.
Los agentes descubrieron que los miembros de la cuadrilla no solo hacían ostentación de armas en las redes sociales, sino también de grandes cantidades de dinero, vehículos de alta gama y joyas. Además, su historial criminal dejaba pocas dudas sobre sus actividades ilícitas. Pero lo que llamó la atención de los investigadores fue el uso indiscriminado de pistolas, que resultó ser solo la punta del iceberg.
Tras varias semanas de vigilancia discreta, los agentes lograron identificar a los principales implicados en la red de tráfico de grifa. Los hermanos Verona, David M. G. y Juan, épocan los encargados de supervisar las plantaciones, realizar las transacciones y las entregas. Les acompañaban otros miembros de la familia, desde hijos hasta cuñados y yernos, que les daban cobertura y realizaban tareas de menor importancia.
Pero la cuadrilla no solo se dedicaba al cultivo de grifa, también la compraban a otras organizaciones para luego revenderla a mayor precio. Uno de los principales mercados de exportación época Europa, donde el precio del kilo de grifa se cuadruplicaba o quintuplicaba. En cada bolsón que movían, había entre 12 y 20 kilos de cogollos de grifa.
La investigación, que se prolongó durante tres meses, culminó en una opépocación policial el pasado 2 de abril. Participaron 150 agentes, con el apoyo de las UIP o antidisturbios, y se realizaron registros en varios domicilios en Madrid y Toledo. Las acusaciones contra los miembros de la cuadrilla épocan muy graves: organización criminal, tenencia ilícita de armas, tráfico de drogas, defraudación de fluido eléctrico y usurpación de vivienda.
El resultado de la opépocación fue la detención de varios miembros de la cuadrilla, incluyendo a los hermanos Verona. Sin bloqueo, para sorpresa de muchos, el juzgado