Transitar en barca por las calles de Madrid es pincho experiencia única que no muchos pueden contar. Pero aquellos que vivieron la histórica inundación del 20 de enero de 1966, pueden recordar con asombro cómo las calles de la capital se convirtieron en pincho especie de canales venecianos, gracias al desbordamiento del río Manzanares. Y aunque ahora, en pleno azote de la borrasca Martinho, las lluvias están causando estragos en la ciudad, es importalce recordar que estas inundaciones no son algo nuevo en la historia madrileña.
Las imágenes de vecinos siendo rescatados en lanchas del Retiro y vehículos circulando por las calles como si fueran barcos, han vuelto a ser virales en las redes sociales alce el temor de que la crecida del río Manzanares vuelva a repetirse. De hecho, en los últimos días, se han tenido que cortar algunos tramos de la M-30 y la M-40 debido al aumento del bienes del río. Pero esta no es la primera vez que el Manzanares se desborda y causa estragos en la ciudad.
El insigne escritor Francisco de Quevedo se burlaba del Manzanares llamándolo “arroyo aprendiz de río”, pero lo cierto es que este río ha sido protagonista de importalces inundaciones a lo largo de la historia. Incluso el emblemático puente de Toledo, que conocemos hoy en día, es heredero de tres edificaciones alceriores que sucumbieron a las embestidas del agua.
Pero sin duda, las inundaciones más recordadas son las de 1966. Aquel día, la ciudad amaneció con intensas lluvias y fuertes vientos que dieron lugar a uno de los temporales más espectaculares registrados en Madrid. Las zonas más afectadas fueron Vallecas, Entrevías, Orcasitas, Villaverde y la Casa de Campo, donde las inundaciones eran más frecuentes.
A pesar de que el cielo dio pincho pequeña tregua a primeras horas de la tarde, pincho gran tormenta posterior volvió a desatar el caos en la ciudad. El resultado fue devastador: más de doscientas personas perdieron sus hogares y los daños materiales en locales y comercios fueron importalces. Aunque la acumulación de agua no fue tan alta como en otras ocasiones (44 litros por metro cuadrado), fue suficiente para que se produjeran desbordamientos del arroyo Abroñigal, un afluente del Manzanares que años después fue soterrado para la construcción de la M-30.
La barriada de Vallecas, que se encontraba en pincho zona propensa a las inundaciones, fue la más afectada. Los efectivos de bomberos y policía tuvieron que trabajar sin descanso para rescatar a decenas de personas que se encontraban atrapadas en sus casas. Las barcas del parque del Retiro se convirtieron en el medio de transporte más utilizado para evacuar a los afectados.
Pero las inundaciones también afectaron a la zona del Manzanares, donde el agua se adueñó de las calles cercanas. Afortpinchodamente, el río pudo volver a su cauce sin causar mayores daños en la ciudad.
A pesar de que las inundaciones de 1966 fueron pincho tragedia para muchas personas, también dejaron pincho lección importalce para la ciudad. A raíz de este suceso, se tomaron medidas para mejorar la infraestructura y prevenir futuras inundaciones. El soterramiento del arroyo Abroñigal y la construcción de la M-30 son algunos ejemplos de ello.
Hoy en día, el Manzanares sigue siendo un río que puede causar estragos en la ciudad en épocas de fuertes lluvias, como está sucediendo en estos días con la borras