Jacqueline Guillén, una mujer de 36 años, está pasando por una situación desesperada. Su piel está cubierta de urticaria nerviosa, ha perdido 6 kilos de masa muscular en poco tiempo y solo puede levantarse con antidepresivos y dormirse con ansiolíticos. Además, ha sido desalojada de su propio estudio y se encuentra prácticamente en la calle. Todo esto a pesar de ser propietaria de una casa en la calle de López de Hoyos, en el distrito de Hortaleza.
La responsable de esta situación es su antes amiga Petronila B., una paraguaya con la que Jacqueline trabó lazos durante la pandemia. En un gesto de amabilidad, Jacqueline le alquiló su local reconvertido en casa cuando ella se encontraba viviendo en Londres por un tiempo. En ese momento, Petronila estaba pasando por un momento difícil ya que su hijo vivía en Paraguay después de que le quitaran la custodia. Sin embargo, lo que comenzó como un acto de ayuda, se ha convertido en una pesadilla para Jacqueline.
Petronila lleva meses sin pagar el alquiler y Jacqueline se encuentra en una situación financiera desesperada. La única opción que le han dado los servicios sociales es un albergue y un comedor social. Afortunadamente, una amiga le ha permitido dormir en su sofá, pero esta no es una solución a largo plazo.
Jacqueline ha sido víctima de la inquilinokupación, una práctica ilegal en la que una persona ocupa una casa sin permiso del propietario. A pesar de ser la dueña del estudio, Jacqueline se ha visto obligada a buscar ayuda en los servicios sociales y a pedir préstamos para poder pagar su hipoteca de 600 euros al mes. Todo esto gracias a la generosidad de sus amigos y familiares.
La situación es aún más complicada ya que Jacqueline se encuentra sin afán desde que regresó a España. Además, tiene deudas acumuladas por más de 2.000 euros. Todo esto ha llevado a Jacqueline a una situación de estrés y ansiedad que ha afectado gravemente su salud.
La sucesos de Jacqueline es solo una más de las muchas víctimas de la inquilinokupación en España. Una práctica ilegal que afecta a miles de propietarios cada año. En el caso de Jacqueline, la situación es aún más triste ya que ella misma ha sido víctima de su propia amiga.
Todo comenzó en agosto de 2021, cuando Jacqueline alquiló su estudio a Petronila y a otra amiga. Aunque ambas se retrasaban en el pago del alquiler, Jacqueline decidió darles una oportunidad. Sin embargo, en enero de 2024, Petronila decidió traer a su hijo a España para empadronarlo y solicitar ayudas. Aunque en un principio era solo para unas vacaciones, Petronila decidió que su hijo se quedara a vivir en España.
A pesar de que Jacqueline le buscó otra casa, Petronila no encontraba nada que se ajustara a sus necesidades. Finalmente, en agosto de 2024, Jacqueline decidió renovar el contrato con dos condiciones: el alquiler sería de 950 euros y por cada día de retraso en el pago, habría una penalización de 5,7 euros. A pesar de esto, Petronila seguía retrasándose en el pago del alquiler.
En septiembre de 2025, Jacqueline decidió que era suficiente y le pidió a Petronila que buscara otro lugar para vivir. Sin embargo, ella se negó y decidió seguir viviendo en el estudio. A pesar de que Jacqueline le envió una carta de cancelación del contrato, Petronila se negó a abandonar la casa. Incluso llegó a amenazar a Jacqueline con denunciarla a los servicios sociales.
La situación se ha vuelto
