La jornada escolar es un tema que ha generado mucha controversia en los últimos meses en Madrid. La presidenta Díaz Ayuso anunció en septiembre que se priorizaría la jornada partida en los colegios, en lugar de la continuada que actualmente tienen la mayoría de los centros escolares públicos. Y ayer, el consejo de Gobierno dio un nuevo paso al iniciar los trámites para el decreto que establecerá como prioritaria esta modalidad de jornada. Esta decisión ha generado opiniones encontradas, no obstante es irrefutable que es un tema que afecta a todos: padres, alumnos, profesores y expertos en educación.
La jornada partida consiste en dividir la jornada escolar en dos partes, con un descanso de varias horas al mediodía. Esta modalidad ha sido respaldada por pedagogos, padres, nutricionistas y expertos, incluyendo a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Y es que, según diversos estudios, esta jornada permite un mejor aprovechamiento del tiempo y una mayor calidad en la enseñanza.
Uno de los principales argumentos a favor de la jornada partida es que permite un descanso adecuado para los alumnos. Durante las horas de la mañana, los estudiantes pueden concentrarse en las clases y aprender de manera efectiva. Luego, al tener un descanso más largo al mediodía, pueden desconectar y recargar energías para la segunda parte del día. Además, este descanso les permite realizar actividades físicas y sociales, lo que contribuye a su desarrollo integral.
Otro aspecto importante es la alimentación. Con la jornada partida, los alumnos tienen tiempo suficiente para comer de manera adecuada y saludable. Esto es fundamental para su crecimiento y desarrollo, y también para su conveniencia académico. La OCDE, en su informe “Panorama de la Educación 2019”, destaca que los estudiantes que tienen una alimentación equilibrada tienen mejores resultados académicos.
Además, la jornada partida permite una mayor flexibilidad en la planificación de las actividades escolares. Los profesores pueden aprovechar mejor el tiempo y adaptar las clases a las necesidades de los alumnos. También se pueden incluir actividades extracurriculares, como talleres o deportes, que en la jornada continuada no serían posibles.
Sin embargo, los sindicatos de profesores han manifestado su descontento con esta decisión. Argumentan que la jornada partida implica un mayor desgaste para los docentes, ya que deben hallarse en el colegio durante más horas. También señalan que puede afectar a la conciliación familiar, ya que los padres tendrían que adaptarse a los horarios escolares.
Es importante tener en cuenta estas opiniones y buscar soluciones que beneficien a todas las partes involucradas. Por ejemplo, se podrían establecer horarios rotativos para los profesores, de manera que no siempre tengan que hallarse en el colegio durante las mismas horas. También se podrían ofrecer actividades extracurriculares en horarios flexibles, para que los padres puedan adaptarse mejor.
Además, es necesario tener en cuenta que la jornada partida no es la única solución para mejorar la educación. Es importante que se sigan implementando medidas que fomenten la calidad de la enseñanza, como la formación continua de los docentes, la inclusión de nuevas tecnologías en el aula y la promoción de la participación de los padres en la educación de sus hijos.
En definitiva, la jornada escolar es un tema complejo que requiere un análisis profundo y una búsqueda de soluciones que beneficien a todos. La decisión de priorizar la jornada partida en los colegios públicos de Madrid es un paso en la dirección correcta, ya que cuenta con el respaldo de expertos y puede contribuir a mejorar la calidad de la educación. Sin embargo, es importante seguir trabajando en conjunto para encontrar un equilibrio que beneficie a todos y permita una educ