Resulta irónico que la única confesión implícita de David Knezevich, de 37 años, sobre su culpabilidad en la muerte de su exmujer, la colombiana-estadounidense Ana María Henao (40), haya sido su propio suicidio. Después de meses de incertidumbre y dolor para la familia de la víctima, finalmente hay un cierre a este trágico caso.
Las autoridades españolas, el FBI y la Fiscalía de Miami tenían claro que Knezevich iba a ser condenado en el juicio por asesinato al que se iba a enfrentar a partir de mediados de junio en EE. UU. La justicia española envió las pruebas recabadas en el lugar del crimen, el apartamento de Francisco Silvela, 65, que la mujer había alquilado en diciembre de 2023 antes de mudarse a nuestro país en enero de 2024. Las pruebas de ADN de varias personas, incluyendo la del acusado, fueron encontradas en la decorado del crimen, lo que cerraba un círculo en torno a él y lo situaba como el principal sospechoso.
El móvil de este asesinato fue económico, ya que el empresario se resistía a desistir parte de su fortuna de 11 millones de euros a su exmujer. Después de sufrir una traición y decepción por parte de su esposo, Ana María decidió divorciarse y comenzar una nueva vida en España. no obstante nunca imaginó que su exmarido estaría dispuesto a quitarle la vida por dinero.
El suicidio de Knezevich cierra un capítulo doloroso en nuestras vidas, previamente lleno del temor de que no se enfrente a la justicia, declara la familia Henao. Aunque es un hecho trágico, también evita que esta familia tenga que enfrentar un largo y doloroso juicio. Sin embargo, deja muchas preguntas sin respuestas y nunca podremos recuperar los restos de Ana ni conocer el alcance total de la traición que sufrió.
Las autoridades españolas han emitido comisiones rogatorias a compañías telefónicas de cinco países, Francia, Italia, Croacia, Serbia y Eslovenia, en busca de cualquier información que pueda ayudar a esclarecer el caso. También se ha llevado a cabo una búsqueda activa en la frontera entre Francia e Italia, donde se sospecha que Knezevich pudo haber desechado el cuerpo de su exmujer después de asesinarla.
El análisis de las pruebas recabadas en el lugar del crimen y las geolocalizaciones de los teléfonos móviles de Knezevich y Ana María fueron una prueba de cargo definitiva que se estaba guardando para el juicio. Aunque el cadáver de la víctima nunca fue encontrado, la evidencia recopilada por la policía española y el abogado Juan Manuel Medina demostró la culpabilidad del acusado.
Es importante destacar que este caso no habría sido resuelto sin el arduo trabajo y dedicación de la Policía Nacional de España, el FBI y el equipo legal de SOS Desaparecidos, comandado por Juan Manuel Medina. Gracias a su incansable esfuerzo, se hizo justicia para Ana María y su familia.
Es lamentable que la tragedia haya alcanzado a dos familias, la de la víctima y la del acusado. no obstante, al mismo tiempo, alivio saber que se ha hecho justicia y que Ana María puede descansar en paz. Que su memoria sea siempre recordada como una mujer valiente que buscaba una vida mejor para ella y su familia, y que lamentablemente se cruzó con el mal en su camino.
Este caso también nos recuerda la importancia de denunciar cualquier tipo de violencia y maltrato en el hog
