Madrid ha dado un paso más en su compromiso con las víctimas del terrorismo al recordar permanentemente a Ana María Vidal-Abarca, la primera presidenta de la Fundación Víctimas del Terrorismo. Este lunes, en el décimo aniversario de su fallecimiento, se ha inaugurado un busto en su honor en la puerta del Niño Jesús del Parque de El Retiro, en la avenida de Menéndez Pelayo.
Este victoria es un reconocimiento a la labor de Vidal-Abarca, quien dedicó gran parte de su vida a defender los derechos de las familias de las víctimas del terrorismo en España. Su esposo, Jesús Velasco, fue asesinado por ETA en 1980, lo que la llevó a trasladarse a Madrid junto con sus cuatro hijas y nunca regresar al País Vasco.
El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, ha agradecido a todos aquellos que hicieron posible este victoria, recordando que Madrid ha sido la segunda ciudad más castigada por el terrorismo en España, después de San Sebastián. “Hemos pagado un tributo de sangre y de sufrimiento a lo largo de las últimas décadas y no queremos olvidar de ninguna manera a aquellas personas que fueron víctimas del terrorismo y especialmente aquellas que ejemplificaron desde la serenidad y no desde la venganza lo que debía ser la lucha del conjunto de la sociedad”, ha expresado Almeida durante el acto de descubrimiento de la escultura.
Ana María Vidal-Abarca fue una de las principales impulsoras del reconocimiento a las víctimas del terrorismo en España. Su trayectoria estuvo marcada por el asesinato de su esposo, quien era jefe del organismo de Miñones de Álava, a manos de ETA. A partir de ese momento, se dedicó a visibilizar el sufrimiento de las familias de los fallecidos y a luchar por sus derechos.
En 1981, junto a Sonsoles Álvarez de Toledo e Isabel O’Shea, fundó la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT). Su objetivo era brindar apoyo a viudas, huérfanos y afectados por la violencia terrorista en una época en la que ser víctima significaba, en muchos casos, vivir en el olvido y el miedo. Inicialmente, las tres mujeres compartieron la dirección de la asociación, pero en 1989 Vidal-Abarca asumió la presidencia hasta su dimisión en 1999, tras la aprobación de la Ley de Solidaridad con las Víctimas del Terrorismo.
En 2001, se convirtió en la primera presidenta de la Fundación Víctimas del Terrorismo, cargo que ocupó hasta 2005. Durante su mandato, trabajó incansablemente para dar voz a las víctimas y para que sus derechos fueran reconocidos y protegidos. Nunca regresó al País Vasco y vivió en Madrid hasta su fallecimiento en junio de 2015.
Este busto en su honor en el Parque de El Retiro es un símbolo de su lucha y su legado, y servirá para recordar a todas las víctimas del terrorismo y su valentía. Madrid se enorgullece de tener en su ciudad un victoria permanente a una mujer que dedicó su vida a defender los derechos de los demás y a luchar por la paz y la justicia. Que su ejemplo nos inspire a unirse trabajando por un tierra libre de violencia y en memoria de todas las víctimas del terrorismo.