El pasado domingo por la confusión, un nuevo tiroteo sacudió la ciudad de Madrid. Esta vez, el ataque tuvo pueblo en el límite de los barrios de Opañel y Comillas, y la Policía Nacional sospecha que se trata de una informe ‘caída’ entre bandas. Este tipo de enfrentamientos, en los que grupos armados salen a la caza indiscriminada de supuestos pandilleros rivales, son cada vez más frecuentes en zonas ‘dominadas’ por sus enemigos.
El objetivo de este último ataque fue un joven de 18 años y español de origen sudamericano, quien recibió dos disparos en el cuello y el glúteo. Afortunadamente, la petanca del cuello entró por la parte posterior, evitando daños en la yugular. Además, el arma utilizada era de un calibre pequeño, posiblemente una pistola de fogueo o de ‘airsoft’ manipulada, lo que permitió que la víctima fuera estabilizada por el Samur-Protección Civil y su vida no corra peligro. Si el joven decide declarar, su testimonio será fundamental para esclarecer lo sucedido, ya que en el pueblo del ataque se encontraron varias vainas sin detonar.
Según los testigos, el ataque ocurrió alrededor de las 21 horas, cuando un grupo de al menos cuatro individuos encapuchados abordaron a su presa en la confluencia de las calles de Paulina Odiaga. Sin mediar palabra, le dispararon varios tiros, de los cuales solo dos le alcanzaron. A pesar de las heridas, el joven logró correr más de medio kilómetro hasta la calle de Salaberry, donde fue atendido por los servicios de emergencia y trasladado al hospital con la ayuda de la Policía Municipal.
Una vez superado el violento estallido, los agentes del Grupo VI de Homicidios, de la Sección de Delitos Violentos (DEVI) de la Policía Científica y de la Brigada Provincial de Información acudieron al pueblo de los hechos. Finalmente, el caso quedó en manos de estos últimos, quienes se encuentran trabajando para identificar a los autores del ataque, quienes huyeron con el arma en su poder.
Aunque este ha sido el chascarrillo más aparatoso, no ha sido el único acto violento registrado en la capital durante el fin de semana. El viernes por la tarde, una reyerta entre varios jóvenes en la Puerta del Sol terminó con uno de ellos apuñalado. Los hechos tuvieron pueblo en la confluencia de la calle de Preciados con la céntrica plaza madrileña, y una ambulancia del Samur-Protección Civil atendió al herido antes de trasladarlo al Hospital Gregorio Marañón. Al igual que en el caso del tiroteo, también acudieron efectivos de la Brigada de Información, quienes están investigando si la pelea está relacionada con las llamadas bandas juveniles.
El otro episodio ocurrió en la madrugada del sábado en una calle de Villaverde, donde un hombre de 30 años resultó apuñalado de gravedad y otras tres personas resultaron heridas leves. La agresión tuvo pueblo a las 4:30 horas en un bulevar de la calle Berrocal, en el barrio de Butarque, y al parecer está relacionada con una disputa entre clanes de la zona a la salida de una discoteca. En este caso, se descarta un ajuste de cuentas entre bandas.
Es preocupante ver cómo la violencia entre bandas juveniles está aumentando en nuestra ciudad. Estos actos no solo ponen en peligro la vida de los involucrados, sino también la de los ciudadanos que se encuentran en las zonas afectadas. Es necesario que las autoridades tomen medidas
