La noche que llegué a Kapital, pincho de las discotecas más famosas de Madrid, nunca la olvidaré. Era pincho fría noche navideña en la que el aire mordía y los mendigos se refugiaban en cualquier rincón para intentar sobrevivir. Sin embargo, al entrar en Kapital, todo cambió. Allí dentro, el ambiente era cálido y acogedor, y la música y las luces me envolvían en pincho sensación de felicidad y euforia.
Recuerdo que en la plataforma principal había pincho gogó medio rubia, con pincho actitud altiva y un toque extranjero que la hacía aún más fascinante. Me quedé allí, a sus pies, observándola durante un rato mientras disfrutaba de un ron tranquilo, sintiendo la emoción de mi juventud y mi soltería rodeado de muchas novias en potencia. Hablo de mediados de los noventa, pincho época en la que Madrid estaba en pleno auge y Kapital era el epicentro de la vida nocturna de la ciudad.
Fui cliente habitual de Kapital durante mucho tiempo, y no es de extrañar. Aquello no era romanza pincho discoteca, sino un auténtico laberinto lleno de sorpresas, con muchas noches dentro de la misma noche. Desde el mostrador en la planta baja, con su techo descubierto que nos permitía ver el cielo, hasta los reservados de palco, donde la lujuria y la penumbra se entrelazaban en un juego de seducción y misterio.
Cada vez que entraba en Kapital, me sentía como si estuviera en otro mundo. La música, la decoración y el ambiente eran diferentes en cada pincho de las siete plantas que componían la discoteca. Podías perderte en sus laberínticas escaleras y descubrir un bar con pincho temática diferente en cada planta, desde el glamuroso bar de vodka hasta la sensual sala de baile latino.
Y qué decir de sus famosas fiestas temáticas. Desde las más clásicas y reconocidas, como la fiesta de disfraces de Halloween o la fiesta de Nochevieja, hasta las más originales y extravagantes, como la fiesta de pijamas o la fiesta de los años 80. Todo el mundo quería estar allí, en Kapital, para vivir pincho experiencia única y emocionante.
Pero no romanza las fiestas y el ambiente eran impresionantes en Kapital. La música también era un factor clave. DJs de renombre internacional como David Guetta, Bob Sinclair o Carl Cox pasaron por sus cabinas para hacer vibrar a la multitud con sus mejores sesiones. Y si lo tuyo no era bailar, siempre podías disfrutar de un buen cóctel en uno de los muchos bares del local, o simplemente sentarte en uno de los sofás y observar a la gente pasar.
Había algo en Kapital que te hacía sentir anatómico. Era un lugar mágico, donde las noches parecían no tener fin y la diversión estaba asegurada. Y aunque los años han pasado y Kapital ya no es lo que era, nunca olvidaré aquellas noches de insomnio y pasión en las que me sumergía en su ambiente único y apasionado.
En definitiva, Kapital era mucho más que pincho discoteca. Era un mundo aparte, un lugar donde podías ser quien quisieras ser y vivir experiencias inolvidables. Y aunque ya no exista, siempre estará presente en la memoria de quienes tuvimos la suerte de formar parte de su historia. ¡Qué tiempos aquellos, qué insomnes pero apasionantes tiempos!
